El tiempo no se detiene y los estilos cambian, por convicción o por conveniencia. En este reporte reflexionaremos acerca de las nuevas jerarquías, parametrizables y ágiles a los incesantes cambios.
Gestionar con éxito es una capacidad empresarial fundamental de los líderes empresariales, sin embargo, el cambio suele estar sobregestionado y subdirigido. No es de extrañar, entonces, que las empresas no paren de discutir el hecho que hay fatiga por el cambio en las organizaciones que dirigen. El empresario e inventor Charles Brewer una vez resumió este sentimiento cuando apuntó: "Una nueva idea es delicada. Se puede matar con un bostezo; se puede apuñalar por una broma, o preocuparse hasta la muerte por un ceño fruncido en la frente de la persona precisa”. De alguna manera, un miedo que no se expresa comienza a crecer en la atmósfera, en este caso, la empresarial… y es bastante difícil luego deshacerse de él.
El líder actual debe superar los procedimientos de liderazgo habituales y debe sumarse a lo que las organizaciones necesitan en la actualidad: Liderazgo líquido. La sociedad, las personas, las empresas están cambiando y sus necesidades también lo están haciendo. ¿Cómo hacerlo? Es un cuestionamiento de larga data.
Hace unos 2500 años, el maestro griego Heráclito escribió que "el cambio es la única constante". Uno pensaría que ya sabríamos lo que eso significaba, pero la mayoría de las organizaciones aún se enfrentan al cambio como una serie de eventos lineales, de parada-inicio-parada-inicio. Algo cambia; te ajustas y avanzas hasta que algo vuelve a cambiar. Y si no está roto, no lo arregles.
De hecho, como dijo Heráclito a sus alumnos: "No puedes meterte dos veces en el mismo río. Sal, y luego vuelves a entrar, y estás entrando en un río diferente... porque otras aguas siempre fluyen hacia ti". El cambio es continuo. Se necesita cierto tipo de organización y cierto tipo de líder para tener éxito en un entorno donde la volatilidad es incesante, especialmente en el actual.
Hace más de una década Adrián Pereira Santana, Sociólogo de la Universidad de Chile y Magister en Gestión Empresarial de la Universidad Federico Santa Maria ya analizaba el liderazgo líquido como una propuesta para enfrentar la incertidumbre y el riesgo; "La empresa actual se desarrolla en un contexto de incertidumbre y riesgo, a imagen de las sociedades en que se desenvuelve, alcanzando niveles nunca antes vistos de complejidad y dinamismo. En esta realidad constantemente cambiante, informe, líquida, los modelos tradicionales de liderazgo, atribuidos a una sola persona, no son suficientes para responder a las necesidades de la empresa actual".
El nuevo líder es mucho más humano. Tiene que dejar paso a la emoción,a la intuición, a la compasión, y sobre todo a la empatía. Las "habilidades blandas" tienen hoy el timón de las relaciones entre jefes y subalternos. “Si hay algo que nos ha traído el COVID-19 es la humanización. Ahora todos somos más cercanos, más humanos. Debemos comprender más a los nuestros y respetar sus estados emocionales. La intuición, el respeto profundo, la emoción, la cercanía, la vulnerabilidad, la comunicación emocional… todas ellas son competencias puramente humanas que nuestros equipos nos van a demandar. Por eso un líder debe remangarse. Debe bajar a la segunda planta y preguntar al primero que encuentre «¿cómo estás?». Porque interesarse por los empleados, por sus familias, por sus sentimientos, sus miedos y sus deseos es algo que el nuevo líder líquido debe de fomentar, trabajar y promover. Las personas , antes que nada”, señala el Blog Antonanzas.
Entonces, un líder que dejó a un lado la dureza para hacerse líquido es aquel que puede reconocer y aprovechar la oportunidad donde hay un cambio continuo, rápido, significativo e incluso caprichoso. Un cambio que puede afectar a una organización sin previo aviso.
Los líderes que tienen más éxito se comprometen deliberadamente con el cambio para aprovechar las oportunidades que vienen con él para crear una ventaja competitiva. Las organizaciones que pueden hacer esto se consideran líquidas, y ser líquidas es esencial para el éxito en tiempos en los que el movimiento no tiene un final claro, cuando el río sigue fluyendo. Heráclito lo vio hace más de dos milenios. La estabilidad, el progreso y el éxito son posibles no solo a pesar del flujo sino gracias a él.
Continuará…
¡Sigue revisando y compartiendo nuestros artículos! Conversemos más acerca de
Capital Humano. Nos puedes contactar en el mail
info@makaluconsultores.cl
Nos encontramos en diversas plataformas;
Fuentes: